Democracia y corrupción

Cuando yo militaba en partidos (y el empleo del pretérito, que conste que me suena fatal) era impensable dar un solo paso sin democracia. En el PSPV-PSOE nunca llegábamos a los extremos de Esquerra Unida, donde sus distintos consells polítics podían pasarse la noche entera discutiendo por la ubicación de un punto y coma en una resolución (mi amigo Paco Barco no me dejará mal en esto), pero ay del dirigente que adoptara posiciones sin consultar a las bases. Es lo lógico. La base de la democracia se fundamenta en los partidos políticos (así lo estipula la Constitución) y el principio fundamental de éstos no es otro que fomentar la participación de sus militantes, so pena de a) echarte encima a tu agrupación; y b) que la prensa te crucifique.... si eres de izquierdas. En la derecha, parece como si hasta los periódicos y analistas más sesudos dieran por hecho que la democracia (verbigracia en el PP) no fueran más que diez letras unidas para formar una palabra sin significado alguno.

Varias federaciones del PSOE viven estos días distintos procesos de primarias que dicen mucho de lo que trataba de decir en el primer párrafo. Sin democracia no hay libertad y viceversa. ¿Imagináis a la comisión ejecutiva federal imponiendo a Trinidad Jiménez en detrimento de Tomás Gómez? ¿Alguien puede pensar en que Jorge Alarte desdeñe a Fernández Valenzuela en Alicante y le impida concurrir al proceso? Si se diera uno u otro caso, los militantes nos/les crucificarían. Y con razón.

En mitad del mayor escándalo de corrupción de los últimos días dentro del Partido Popular (no se puede hablar de los últimos años, pues cuando no es Fabra es Gürtel y si no, Brugal), la dirección del PP en Benidorm ha decidido que no habrá asamblea hasta después de las elecciones del 22 de mayo de 2011. Y aquí no pasa nada. Gema Amor, la presidenta local, santificada en el cargo por ella misma y por su amigo imputado Ripoll por un quítame allá esa asamblea, no convoca a las bases porque sabe que no reúne suficientes apoyos y lo sabe. Ni Angela Barceló ni, lo que es más preocupante, Manuel Pérez Fenoll (como tampoco los tres tenores, que parecen vivir muy acomodados en el limbo de la nada) han salido a la opinión pública a reprobar a su presidenta. Democracia para qué. Todavía estoy esperando que ABC lo cuestione.

Agustín Navarro Alvado | Crea tu insignia